Estos días asistimos, como todos los años, al perverso juego de la “calibración” de las evaluaciones. Perverso, injusto, rastrero y que no se ajusta con la realidad de una plantilla que, tras ver cómo gracias a su esfuerzo Banco Santander ha conseguido obtener unos beneficios récord, ahora se le aplica la “Campana de Gauss” para justificar lo injustificable.
Pero, ¿De dónde vienen las órdenes de calibrar las evaluaciones?, ¿Quién las calibra?, ¿En base a qué? Nadie sabe, nadie contesta. Calibraciones que, en muchos casos, se ceban con las personas que disfrutan reducciones de jornada o ejercen otro tipo de derechos relacionados con la conciliación, atentando contra el “Plan de Igualdad” que se firmó hace unos días.
No se puede consentir que la persona que te supervisa y que trabaja codo con codo contigo, te ponga una evaluación con calificación de “ADECUADO” y llegue el “calibrator” de turno y obligue a modificarla a “NO ADECUADO”.
Paradójicamente, si buscas la definición de la palabra “calibrar” en la Real Academia de la Lengua, te encuentras con la siguiente definición: medir o reconocer el calibre de un objeto, especialmente de un arma de fuego o de un proyectil. Y, efectivamente, estos ajustes se realizan, en muchos casos, para guardarse en la recámara la bala que justificará ciertas decisiones que el día de mañana se podrán tomar sobre la plantilla afectada.
Seguro que no se usa la “Campana de Gauss” a la hora de repartir los cuantiosos Bonus que se han repartido entre los de más arriba, allí siempre las modificaciones se hacen al alza.
Desde CGT no nos cansaremos de aconsejar a la plantilla que, ante una evaluación injusta, no hay que callarse, pidiendo por escrito las razones de esa calibración y mostrando la disconformidad con la misma.
CGT seguiremos vigilantes y denunciando todas estas injusticias.
Deja una respuesta