Si algo ha demostrado la apertura y cierre de una “supuesta” mesa de negociación del convenio colectivo, cuya aparente finalidad era la de recuperar el poder adquisitivo perdido en los dos últimos años, y en la que desde CGT participamos activamente, son dos cosas. Una, el reconocimiento claro y explícito de los firmantes del convenio –CCOO, UGT y FINE– de lo perjudicial que este está siendo para las plantillas del sector. Y dos, hasta qué punto está dispuesta a llegar la patronal bancaria para lavarles la cara, ante las inminentes elecciones sindicales del sector, a celebrar el 15 de febrero de 2023.
Dichos firmantes, han venido en los últimos tiempos vendiendo a la plantilla su predisposición a llegar hasta el último extremo (por aquello del eslogan de algunos de ellos, de –“SALARIO o CONFLICTO”–) para garantizar la recuperación del más del 12% de poder adquisitivo que hasta la fecha hemos perdido.
Sin embargo, a la hora de la verdad, cuando hay que echar el pulso a la patronal, que es en la mesa de negociación y no en panfletos propagandísticos, o en eslóganes efectistas, se les cae la careta y actúan como lo que realmente son, sindicatos domesticados sin ningún tipo de credibilidad.
Finalmente, ayer 29 de noviembre los sindicatos CCOO y UGT, renunciando al CONFLICTO como elemento básico de presión sindical y previendo un descalabro electoral por los efectos negativos del nefasto convenio firmado, pactaron con la AEB incrementar las tablas salariales a partir del 1 de enero del 2023 en un 4,5%, en lugar del 1,25% pactado inicialmente, asumiendo sumisamente la pérdida del 12% de poder adquisitivo que llevamos acumulados durante la vigencia del presente convenio, así como, que esta subida sea compensable y absorbible de complementos personales extraconvenio. Hecho este que hará, tal como están compuestas las nóminas del personal del sector, que la subida adicional pactada se sustancie nuevamente en nada.
Si ya es triste verles cómo actúan en la mesa de negociación, más sonrojo produce ver como tratan de vender como un logro, lo que en realidad es una renuncia a recuperar lo ya perdido y una asunción de volver a perder más en 2023, y ver como mienten con promesas y propuestas que ya han sido descartadas por la patronal.
No nos olvidamos del tercer firmante del convenio, la federación de sindicatos FINE, que ahora, curiosamente en periodo preelectoral, se desmarca del acuerdo, queriendo reivindicar la recuperación de una pérdida de poder adquisitivo que es fruto también de su irresponsabilidad inicial. Tratar de apuntarse ahora al carro de esa reivindicación y de la defensa de la no absorción y compensación de las subidas, cuando la han firmado expresamente, es engañoso y electoralista.
Desde CGT hemos mantenido la propuesta inicial que defendimos en la fase de negociación de convenio, que visto lo visto, era la más acertada. Subidas salariales anuales del 3% (1,5% sobre tablas y 1,5% lineal sobre salario medio del sector financiero) con cláusula de revisión salarial indexada al IPC, no absorbibles ni compensables, para que lleguen a toda la plantilla. Una propuesta que de haberse pactado hubiera supuesto pasar de perder un 12,40% en cinco a años, a un incremento del 5,70% en el mismo periodo.
Puesto que lo pactado no soluciona ninguna de las necesidades de la plantilla, desde CGT tenemos el firme propósito de, acompañados o en solitario, hacer uso de todas las herramientas de acción sindical que la legislación permite, que faciliten a la plantilla la posibilidad de manifestar su malestar. Malestar, no obstante, que igualmente esta puede y debe manifestar en las urnas, penalizando en las elecciones sindicales a aquellos sindicatos que renuncian voluntariamente a la defensa de sus intereses.
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